Ver el inicio de
los fuegos artificiales es uno de los momentos más esperados en las fiestas de
fin de año. Sin embargo, aunque parezcan inofensivos los pirotécnicos pueden
significar un verdadero martirio para personas con determinadas condiciones
físicas o sicológicas.
Los pirotécnicos
suelen afectar a la población con autismo, discapacidad intelectual y también a
quienes sufren estrés post traumático (aquellos a quienes los ruidos fuertes
pueden activar recuerdos muy angustiantes).
Según el
Departamento de Neuropediatría de Fleni en Argentina, los niños con trastornos
de neurodesarrollo pueden sufrir de hipersensibilidad auditiva, lo cual incluso
lleva a una sensación de dolor por la percepción de un sonido exagerado.
El estrés por un
sonido molesto y persistente puede llevar a algunas personas a infligir
autolesiones, así como a agresiones físicas a terceros, llanto, gritos, taparse
los oídos con las manos y otras reacciones impulsivas por no comprender ni
tolerar lo que sucede alrededor.
El Departamento de
Neuropediatría de Fleni señala que una forma de evitarles el malestar a estas
personas es anticiparse y ayudarles a comprender lo que va a pasar durante las
fiestas. Con algunos niños, funciona el abrazarlos o alzarlos para calmarlos.
Otra medida que
puede ayudar a reducir los efectos de la pirotecnia es recurrir a ambientes o
espacios en la casa con mayor protección de ruido, utilizar tapones en los
oídos o auriculares que cancelen el sonido o provean estímulos agradables.
Haz la diferencia
Las fiestas
navideñas y de Año Nuevo deben llevarnos siempre a pensar en los demás; si no
tienes en casa a nadie que le afecte el ruido, averigua si hay alguien cercano
a quien sí le perjudique. Si le compartes estos consejos, tal vez ayudes a que
él o ella pasen un mejor día.