La salud y el bienestar de nuestras familias son una prioridad, especialmente cuando los niños y adolescentes están expuestos a múltiples factores de riesgo tanto en el colegio como por los constantes cambios de clima. En este contexto, es fundamental adoptar hábitos preventivos que protejan a todos los miembros del hogar.

1. Prevención en el entorno escolar

• Durante el año escolar, los niños pasan muchas horas fuera de casa, lo que incrementa la exposición a virus, bacterias y lesiones comunes. Para reducir estos riesgos:
• Refuerza la higiene personal: enséñales a lavarse las manos con frecuencia y a cubrirse al estornudar.
• Revisa su mochila: asegúrate de que lleven una botella de agua, protector solar y una muda de ropa si es necesario.
• Refuerza la alimentación: una lonchera nutritiva fortalece su sistema inmune y mejora su rendimiento.

2. Protección frente a los cambios de clima

• Las variaciones climáticas, como las bajas temperaturas o los cambios repentinos entre sol y lluvia, pueden afectar la salud respiratoria de grandes y chicos.
• Viste a tus hijos en capas para que puedan adaptarse a los cambios de temperatura.
• Ventila los ambientes, pero evita las corrientes de aire directas.
• Si hay clima seco, asegúrate de mantener la hidratación y usar humidificadores en casa.

3. Un plan de salud familiar siempre a la mano

Contar con un plan de salud o acceso rápido a atención médica permite actuar con rapidez ante cualquier malestar o emergencia. Evalúa alternativas que brinden cobertura en clínicas cercanas, telemedicina y acceso a pediatras y especialistas.

El cuidado familiar empieza en casa, pero se extiende a cada espacio donde tus seres queridos se desarrollan. Estar preparados es la mejor forma de proteger lo que más queremos.